jueves, 5 de mayo de 2011

Pequeños soldados

Por Irene Casado Sánchez

Más de 300.000 niños menores de 18 años participan en conflictos armados. La realidad es aún más cruel. Se calcula que en la última década más de un millón de niños y niñas han sufrido estos abusos. La situación más desoladora se encuentra en África, Asia y Colombia, según afirma el informe “Child Soldiers Use 2003”. Según los últimos datos difundidos por Naciones Unidas, el 10% de los niños soldado se encuentran en la República Democrática del Congo. Chad, Israel, Somalia, Sudán, Uganda, Yemen y Myanmar son los países que más recurren a ellos. Miles de menores forman parte de sus fuerzas armadas. Más de 35 países aceptan a menores entre sus filas, EEUU y Reino Unido se encuentran entre ellos.



Los niños soldados sirven para todo en tiempo de guerra: combaten, cocinan, acarrean agua, actúan como señuelos, mensajeros o espías. En muchos lugares, tras años y años de guerra han agotado a los adultos en edad de combatir, la solución: los niños. Los pequeños son secuestrados en la calle, sacados de las aulas, de campos de refugiados o incluso de sus casas a punta de pistola. Algunos se unen a las guerrillas de forma “voluntaria” ante la desintegración de sus familias por culpa del conflicto o las condiciones de extrema pobreza.

Son numerosos los testimonios de niños soldados. Sylvain pasó a formar parte de la UPC, unidad guerrillera del Zaire, con sólo 9 años. Sus padres desaparecieron tras un ataque de la milicia lendu. Sin su familia pensó que unirse a la UPC era su única fuente de protección y posibilidad de supervivencia. Tras la instrucción fue enviado a combatir. “Al principio los combates no me daban miedo, no entendía que podía morir en el frente” relató a Amnistía Internacional. Sylvain está lleno de cicatrices y su salud es precaria. Desde su primer año como soldado sufre fuertes dolores de cabeza, acompañados de mareos y dificultades para respirar. Aún así le obligaron a combatir.

Tras la conmemoración del Día Internacional del Niño Soldado, las ONG insisten en que “donde existe un conflicto armado es casi segura la participación de menores”. Entre los pequeños que son explotados como soldados por guerrillas y ejércitos se calcula que 120.000 son niñas. La misión de las pequeñas no es apuntar con un arma, sino que están a merced de sufrir todo tipo de abusos sexuales. El problema es que a menudo son olvidadas en los procesos de desarme, desmovilización y reintegración.

Cuando un conflicto bélico termina los niños quedan doblemente huérfanos, afirma la Coalición Española contra la Utilización de Niños y Niñas Soldado. Tras haber perdido a sus familias, pierden también su unidad militar y su ocupación como soldados. Es aquí donde radica la importancia del desarme, desmovilización y reintegración (DDR), de tal manera que las sociedades puedan pasar del conflicto a la paz y el desarrollo. Los DDR deben atender los siguientes puntos: reunificación familiar, formación y educación para la paz, atención psicológica y asegurar las necesidades básicas. Si esto no se cumple y no se protege a los niños, la Paz puede suponer que vuelvan a ser reclutados.

Es necesario que los acuerdos de paz reconozcan la existencia de los niños soldado y por tanto prevean medidas para su ayuda. En muchas ocasiones apenas se presta atención a estos pequeños. Algunos han cumplido la mayoría de edad en el momento de la desmovilización, por lo tanto no tienen acceso a programas de ayuda. Las niñas son excluidas y olvidadas. Muchas de ellas son rechazadas por su comunidad por haber sufrido abusos sexuales.

Cerca de tres cuartas partes de los países del mundo han firmado el Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño. Las ONG denuncian que “muchos Estados han socavado el espíritu, si no la letra” del acuerdo respecto a la participación de menores en conflictos armados. Intensificar los esfuerzos para que se antepongan los derechos de los niños a las necesidades militares es una de las exigencias de las ONG. “Mientras no se acepte que la infancia se extiende hasta los 18 años, los menores continuarán en peligro de convertirse en soldados, especialmente en tiempo de crisis” señalan los diferentes organismos.

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